La actriz Nuria Espert, considerada la gran dama del teatro español, fue distinguida ayer con el Premio Princesa de Asturias de las Artes, según se anunció en Oviedo, en el norte de España.

A sus 80 años, la intérprete y directora es “una de las más eminentes figuras de la escena mundial” y atesora una “dilatada y rica carrera que la ha conducido al triunfo en los escenarios de todo el mundo”, destacó el jurado presidido por el empresario José Lladó.

Entre sus grandes trabajos están “Medea”, “La Celestina” y “Yerma”, de Federico García Lorca, obra que llevó a teatros de todo el mundo. En el fallo del galardón, se resalta su capacidad para proyectar “internacionalmente la literatura y la creación teatral hispana, clásica y contemporánea”.

Espert (nacida en Hospitalet de Llobregat, Barcelona, en 1935) inició su carrera como actriz a los 12 años en la compañía del Teatro Romea de Barcelona. Desde entonces, su sitio ha estado en las tablas, aunque también ha trabajado en cine y televisión. Al hablar sobre su trabajo, en una entrevista realizada hace una semana, la actriz contó anécdotas de la época del franquismo. Y valoró haber conocido al director tucumano Víctor García.

“Esas obras las hice ya cuando formé la compañía con Armando Moreno, mi marido. Leí hace poco una afirmación interesante sobre esto: para resolver una dificultad, la distancia es sortearla. Si no nos dejaban hacer algo, buscábamos otra cosa que nos gustase igual. Hubo varias veces en que parecía que todo estaba perdido, pero lo hicimos bien. No queríamos instalarnos en la queja”, aseveró.

Espert puso como ejemplo la puesta de “Yerma”. “Como la obra ya la había representado Aurora Bautista, sabíamos que la censura iba a ser menos férrea. Y así fue. Buscábamos puntos de fuga... Pero el regalo de aquel proyecto fue tener con nosotros como director a aquel genio que fue Víctor García. Eso nos dio luz y fuerza. Muchos compañeros se estrellaron contra el muro y no les quedó otra cosa que envenenarse. Nosotros, una vez más, tuvimos suerte. En el franquismo hubo mucha gente de este oficio que se incapacitó a sí misma por la falta de libertad, de justicia y de salidas. Conocer a García fue una de las mejores fortunas que he tenido. Lo descubrimos gracias a Fernando Arrabal”, recordó.